Quedan veinte minutos para que se haga de noche, me hallo en el merendero de Las Toscas, aprovechando los últimos momentos del día y los primeros del ocaso. Se preguntan si es bondadoso el reloj, o un carcelero que no te deja volver atrás, y aún así, las premisas son las mismas, cambian los escenarios, los personajes y las historias, pero su escritura es imperecedera.
Pasará la mía y quedará escrita en voz propia, ya lejos de la existencia primera; pues creamos recuerdos, vinimos a este mundo a vivir y también a crear. La inspiración que recorre lo hermoso y original, que lo malo transforma en bueno, que lo eleva hacia donde su imaginación lo lleve, y lo devuelve a la realidad, ya consciente de los diferentes estados, de los distintos planos que habitan con nosotros.
¿Ahora qué harás?
Aquí, sigo teniendo luz, aunque poco a poco se vuelve tenue, mas no entristece este párrafo, suenan las campanas, la muerte solo es el final, la vida es todo el resto.
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Excelentemente redactado. Una gran obra.
Muchas gracias.