La fortaleza mental para sobreponerte ante la dificultad, y para no chocar contra las rocas es una facultad que no se adquiere en una semana. Los golpes de la vida son maestros, mentores para forjar un carácter resistente. Nadie quiere sufrir y volver a repetir el mismo error, y si tropezamos con la misma piedra es porque entramos en un bucle de tormentos y depresiones. Otras veces pintamos nuestra herida, incluso la invitamos a nuestra casa, le abrimos la puerta.
¡No te metas con mi dolor! ¡cómo te atreves! Él no es tan malo, no sabe lo que hace. Y después de escuchar tantos pretextos, puedo asegurar que es el miedo lo que no te deja abandonar el sufrimiento, no te deja soltarlo. Pero no todo está perdido, la desprogramación y la conexión total, es un proceso, lento y arduo pero necesario, porque si el mal invade tus pensamientos, es lo que tendrás en tu vida.
La fortaleza mental del que siempre busca lo positivo, que no pone excusas y encuentra soluciones, se proponen objetivos y los cumplen, no se detiene ante nada ni ante nadie, da igual la circunstancia adversa, la supera. Con determinación, con amor.
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