Escribir lo que sientes y compartirlo con el resto de mortales, es un acto heroico. La escritura es un arte cercano y con herramientas asequibles para desarrollarla. Contiene los elementos de la comunicación, y es una conexión energética, sanadora y directa con las palabras que fluyen en el texto como el agua en La Caldera, en la Isla Verde, Bonita.
Es la eterna simbiosis entre el escritor y el lector, que no se ve alterada con el paso de las décadas.
No puedo negarme ante mis musas, complazco todos sus deseos como fiel amante, son nueve o eso dicen, yo no las cuento, solo se que son seres abstractos, no tienen números, sí mucha belleza, al menos, las mías. Son instantes irrepetibles, con el factor común del arte que se plasma, adquiere su propia forma, es informal, no te quiere caer bien, ni mal, solo quieren ser ellas, así son mis musas.
Literatura sin falsas apariencias, la sustancia del lenguaje primero. Artesano de la creación. Sin acción no hay nada, no hay obra, no hay escritor.
Las palabras son como los sabores, hay que combinarlas con buen gusto, para que lleguen al paladar y trasciendan. Es de vital importancia conectar las dendritas con tu lengua antes de emitirlas. Hay que sentirlas, que no queden vacías de significado al ser leídas, que no parezcan robóticas al ser pronunciadas. Si no sabes que decir, es mejor no decir nada que comerte tus palabras insulsas, incultas, sin trasfondo. Lo mejor que puedes hacer es aprender del silencio.
Obra registrada en safecreative: 2401096608619
El silencio habla más que las palabras
Así es.